Teeth, o cómo el cinturón de castidad ha quedado obsoleto

Amigos, la peor pesadilla del putero se ha hecho película. En su ópera prima, Mitchell Lichtenstein nos cuenta la historia de la rubísima y dulce Dawn, interpretada por Jess Weixler, una chica adolescente aparentemente normal que vive en la típica casa unifamiliar con su padre, la pareja de éste y un hermanastro. Dawn dedica los fines de semana a ir de instituto en instituto dando conferencias sobre, atentos, la pureza de la castidad y el malvado, malvadote acto del sexo prematrimonial.

Como te pongas estupendo, te muerdo el pepino.

Pero Dawn, sin saberlo directamente, guarda en su interior un terrible secreto. En muchas culturas se contaba la leyenda de la Vagina Dentata -el latinismo para vagina dentada- que advertía sobre mujeres con terribles dientes en el interior de sus vaginas para prevenir a los jóvenes de los riesgos de mantener relaciones sexuales con mujeres desconocidas. La peor pesadilla del putero. Pues bien, este antiguo mito, esta mutación, anomalía… se ha hecho realidad en el cuerpo de Dawn.

Destripamientos después del salto.

El tono de la película recuerda a la mejor serie B de antaño. El argumento y las interpretaciones ayudan mucho además, ya que da la sensación que en ningún momento se está tomando en serio a sí misma pero te mantiene enganchado hasta el final, y aunque se advierte la poca factura, la fotografía está muy lograda y visualmente no chirría. Si algo hay que tachar en el aspecto técnico es la banda sonora, que a parte de no tener ninguna personalidad está algo mal utilizada y en según que momento llega a molestar.

¡Señor ginecólogo! ¡Hay un ratón en esa esquina!

En la primera mitad del film, se presentan los conflictos de la protagonista: la tensa relación con su hermanastro y el chico con pinta de nerd que comienza a acoplarse a su grupo y del que se enamora. En un principio las intenciones del nerd parecen inocentes, la chica le gusta y está de acuerdo con todo el rollo de la castidad. Pero resulta ser un cachondón, y gracias a él, Dawn descubre su pequeño problema, y se nos presenta una escena gore de lo más divertida, aunque no demasiado arriesgada. A partir de aquí, Dawn intentará conocer más a fondo su sexualidad acudiendo al ginecólogo, hecho que desemboca en otra escena cojonuda con Vaginesil incluido. El suceso con su hermanastro es apoteósico y prefiero no contar más. Sólo decir que se mete por en medio una rottweiler llamada Madre.

Esas patillazas me ponen megacerda...

En resumen, una película entretenida y sencilla, que hará las delicias de los simpatizantes de la serie B.