Con todo eso, la peli lógicamente tiene una mala leche increíble que ya quisieran para sí muchas pelis de terror teen de hoy en día. Las putadas que se sacan de la manga los Raimi bros para su protagonista son dignas de mención (ojito a la escena del aparcamiento y el momento boca-boca de la vieja desdentada con Christine) y ahí Alison Lohman responde brillantemente. No cae en el histrionismo ni en los momentos divertidos ni en los de tensión, cosa difícil en una peli que se mueve siempre entre esos dos hilos. La chica está bastante contenida, sin caer en lo insulso en ningún momento, y se palpa su miedo y su estrés en cada mirada, de forma progresiva. Esta chica vuelve a demostrar que es una actriz como la copa de un pino y que puede llevar el peso de la peli ella solita y sin esfuerzo.

Entre putada y putada a la Lohman, los Raimi dejan sitio para los homenajes al terror de serie B , para el humor negro (lo hay a cascoporro), las idas de olla varias (esa cabra parlante en la sesión espiritista), y los momentazos asquerosos made in Evil Dead por los que la peli merece la mitad de la puntuación que se le ponga: la dentadura de la vieja, la mosca, el gato, el vómito de gusanos, el vómito del gato...!Hasta el cadáver de la vieja vomitando! En fin, el Raimi que mola. El que se deja de Spidermans y los rolletes pastelosos de Peter y Mary Jane y nos deleita con lo que mejor se le da: asquearnos y hacer que nos partamos el culo. Y encima sabe meter sustos, porque a mi casi me da un vuelco al corazón en más de una escena, como la de la sombra de las patas de la cabra detrás de la puerta.

Y, por supuesto, lo mejor: finalazo. ¿He dicho ya que la Lohman está siendo constantemente puteada toda la peli? La tía sufre lo indecible y cuando por fin todo se arregla e incluso su novio va a pedirle matrimonio.... pues no, ¿qué te pensabas? La pobre mujer es casi literalmente arrancada de los brazos de su prometido y arrastrada al Infierno. Sin piedad en un final que, aunque alguno diga que resultaba previsible (para mi no, desde luego), es sobrecogedor.

Así que, señor Raimi, siga haciendo este tipo de cine, olvide al superhéroe de las telarañas y siga asqueándonos, asustándonos y divirtiéndonos por igual. Y si de paso lo hace con la señorita Lohman, pues casi que mejor oiga, que así también me alegro la vista un poco entre tanto vómito.