The Office.

O una serie que te explica cómo tu jefe puede ser culpable de las situaciones más bochornosas y lamentables que te puedan ocurrir. Allá vamos:


Bienvenidos a Dunder-Mifflin, una de las mayores empresas de papel de oficina de Pensilvania.
Y, como no, les presento a Michael Scott, su director regional: un auténtico líder, un genio de la venta, un amigo más que un jefe, un hombre admirado... O al menos eso se cree él, ya que ninguno de sus compañeros le aguanta. Y están en lo cierto, ya que es desconsiderado, grosero, irrespetuoso, tacaño, infantil... Una buena pieza, vamos.
Para muestra, aquel episodio donde accidentalmente atropella a una de sus empleadas y acude al hospital a verla... para que sea ella quien le pida perdón por "arrojarse al coche". Increíble.

Atentos a la taza

Grabada a modo de falso documental, los personajes son conscientes en todo momento de que hay cámaras grabando. En ocasiones incluso hablan directamente a ella como si de una entrevista se tratara, contándonos sus impresiones. Este detalle es uno de los mayores puntos a favor de la serie, ya que a pesar de lo surrealista que puede llegar a ser con ese jefe y semejante galería de personajes y situaciones, el hecho de que no hayan unas risas enlatadas sonando detrás de cada gag lo hace bastante verosímil.
Hablando de personajes, tengo que mencionar a Dwight, el leal lameculos de Michael, vive para su trabajo y su carta de presentación es admirable: trabaja todos los días de la semana, incluidos los festivos y nunca enferma. Este hombre de pueblo (vive en una granja sembrando remolacha con su primo) es la inocencia en persona, por lo que es blanco fácil de las continuas bromas de su compañero Jim, quien lo mismo le introduce la grapadora en gelatina, que le hace subirse de noche en pleno invierno a lo alto de un edificio porque un helicoptero de la CIA va a recogerle para una misión secreta.

Dwight y Jim. La extraña pareja.

Jim mantiene una bonita amistad con Pam, la recepcionista. Tan bonita que es evidente ante las cámaras que ambos se gustan, cosa que niegan siempre, por supuesto. Ambos ponen, además, el punto de coherencia en la oficina.
En las primeras temporadas vemos que Pam está saliendo con Roy, otro trabajador del almacén de la empresa. Y llevan prometidos tres años, lo que indica el miedo a casarse de la chica. Ahí tenemos el triángulo amoroso, uno de los ejes principales de la serie en las primeras temporadas.

"Esta es Pam, nuestra recepcionista. Si les parece guapa ahora deberían haberla visto hace unos años." (Michael Scott)

Personalmente creo que no he visto una serie donde se produzcan más situaciones incómodas y de vergüenza ajena que esta. Partiendo de las situaciones más comunes y aburridas que se pueden dar en una oficina, Michael y su equipo pueden convertirlo en lo más irreverente y surrealista que se haya visto.
No se me ocurre más que recomendarla, pero en versión original, please. Es una serie distinta, con un humor no apto para todo tipo de estómagos, pero original, tanto en su forma como en su contenido. Vedla, y de mayores querreis trabajar en Dunder-Mifflin y tener un jefe como Michael Scott.
Bueno no, no lo querreis ni de coña.

5 Responses
  1. Álvaro Says:

    No he podido seguir esta serie pero el actor m gusta bastante y la verdad que parece interesante.La pillaré un día de estos enteritaa y la visionaré


  2. Gabilondi Says:

    ¿No está podrida de premios la primera temporada de esta serie?
    A mí es que Steve Carrell me echa para atrás...


  3. Jordicine Says:

    Felicidades por tus 21!!! Sólo te llevo 19. Ja ja ja. Un abrazo.


  4. Hellblazer Says:

    Debió ganar algun emmy y Carell se llevó el Globo de Oro. Hombre, si este actor no te hace (a mi me encanta), viendo además el personaje que interpreta, se te puede hacer insoportable. No obstante, yo te sugiero que le des una oportunidad.


  5. Gabilondi Says:

    Absolugárficamente. A ver si me engancha.